Todos hemos pasado o pasaremos por una ruptura de pareja, con más o menos recursos para hacerle frente.  Siempre dolorosa, sobre todo cuando la noticia viene inesperadamente de la otra parte, de esa persona que significo el mundo para nosotros y a la que dimos un lugar tan importante en nuestra vida. De pronto todo nuestro mundo se desmorona y entramos en una fase de duelo, que al igual que otras pérdidas tiene una serie de aspectos comunes. Es a lo que podemos denominar duelo emocional.

Conocer el proceso y adquirir mecanismos que nos permitan afrontar esa pérdida son aspectos claves para que no se convierta en algo patológico o repercuta en nuestra vida futura, relaciones, proyectos, estilo de vida y estado de ánimo en general.

Una ruptura de pareja es un acontecimiento muy estresante y complejo a nivel emocional. Se experimenta como la pérdida de un proyecto en común y de muchas ilusiones personales El duelo emocional es el proceso de adaptación necesario que debe pasar cualquier persona que ha experimentado una pérdida, para recuperar su equilibrio y su bienestar. Se ha hablado mucho de las fases del duelo, también del duelo en una ruptura de pareja (negación, culpa, desesperanza, rabia y aceptación), pero conviene saber que este período tendrá una duración e intensidad diferentes en cada caso, que se producirán avances y retrocesos, se sucederán las fases de un modo a veces no muy lineal, o se mezclaran esas fases.

Las fases de una ruptura, pueden ser en muchos casos más dolorosas que las de un duelo, ya que cuando alguien muere hay un punto final, mientras que en la ruptura, máxime cuando es abrupta, sabes que la persona está ahí, pero que ya no quiere estar contigo.

La clave está, sobre todo, en aceptar la situación, en reconocer que la historia ha terminado y saber poner el punto final. Aspecto en la mayoría de las ocasiones complejo pues el que pierde suele suplicar amor a la otra persona, sin darse cuenta que esa persona ya no quiere estar con él o ella, es una distorsión cognitiva que suele persistir en las primeras fases de la pérdida.

No debemos olvidar el otro extremo, la persona que rompe la relación, ésta también sufre pues ha dejado a alguien a quien amaba y no quería hacer daño. En muchos casos por motivos ajenos a la propia relación de pareja o por presiones externas. En este caso, el sentimiento de culpa, la autoestima y el desapego deben ser tratados.

¿Qué se puede hacer para superar una ruptura de pareja?

En primer lugar debemos controlar aquellos comportamientos que nos avivan el dolor, como escuchar una y otra vez las canciones que significaron algo en la pareja o ver repetidamente las fotos o los videos en las que aparece esa persona, al igual que pensar en los proyectos en común que no podrán llevarse a cabo, o estar continuamente pendientes del teléfono o del Whatsaap por si se pone en contacto con nosotros.
Debemos evitar los consejos del refranero como, un clavo saca a otro clavo, ya que el buscar inmediatamente otra pareja no es la solución, sustituir la falta de afecto puede generar dependencia emocional.

El realizar conductas nuevas nos puede ayudar, también el dedicar tiempo para nosotros, es fundamental mantenerse ocupado con actividades como pasear, estar en contacto con la naturaleza, ir al gimnasio, hacer yoga, natación, montar en bicicleta, salir con los amigos, conocer gente nueva etc. Pensemos en esta nueva situación como una oportunidad de vivir nuevas experiencias, no necesariamente amorosas, que hará que volvamos a recuperar el gusto por estar con nosotros mismos.

Por supuesto el apoyo de la familia y amigos nos va a ayudar mucho, intentando no monopolizar las conversaciones entorno a nuestra ruptura de pareja.

No debemos  reprimir nuestras emociones, con el tiempo esa emoción que fue inhibida, termina expresándose a través de otras formas como insomnio, apatía, dolores musculares y de cabeza o en forma de duelo patológico. Debemos permitirnos sentir lo que sentimos, si queremos llorar, lloramos, el llanto es un mecanismo natural de defensa para deshacer tensiones acumuladas.

Debemos tener paciencia y darnos tiempo, no hay que desesperarse si pasa el tiempo y seguimos pensando en la que fue nuestra pareja, tenemos que ser conscientes que esa persona compartió una etapa de nuestra vida con nosotros, y que es un hecho que no podemos borrar, que de una manera u otra hemos cambiado, evolucionado y aprendido de ella y junto a ella, incluso si la relación no fue la deseada, debemos aprender para un futuro que es lo que no queremos en nuestra vida, que es lo que no queremos repetir. De nada sirve odiar o guardar rencor a esa persona, por mucho daño que nos causase, no nos hará sentir mejor, sólo nos producirá más dolor y si esta persona ya no nos quiere, intentemos no darle el poder de seguir en nuestra mente.

Finalmente, si todo falla y nos vemos estancados, lo más indicado es solicitar ayuda profesional, alguien que nos guie y enseñe a controlar nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras conductas aportando estrategias de afrontamiento que nos permita superar esta ruptura. Es fundamental comprender lo que nos sucede para sentirnos menos angustiados, y recuperar paulatinamente el control y el equilibrio.

La clave es entrenar nuestra forma de pensar y valorar correctamente tanto a la persona que hemos perdido, como a nosotros mismos. La autoestima es muy importante para superar una ruptura sentimental. Se producen errores en el modo en el que valoramos a la persona que hemos perdido, idealizándola o negándola, pero sobre todo se produce un juicio hacia uno mismo en ocasiones injusto y cruel que no nos ayuda a avanzar.

J. Miguel San Martín Rodríguez. Psicólogo Sanitario.